{image}http://www.eldia.com.co/images/stories/260210/sylviaduzan.jpg{/image}Este 26 de febrero se cumplen 20 años del crimen de la periodista Sylvia Duzán. Asesinada junto con tres dirigentes agrarios en Cimitarra, Santander, cuando realizaba una investigación sobre la realidad en esa región.
Se había citado a las 9 de la noche en el restaurante La Tata, en Cimitarra con los líderes de la vereda La India, Josué Vargas Mateus, presidente de la Asociación de Trabajadores Campesinos del Carare (ATCC), y los dirigentes Saúl Castañeda y Miguel Ángel Barajas Collazos, para conocer allí con ellos, la muerte a mano de los paramilitares. Sylvia contaba con 30 años.
El crimen sigue en la total impunidad pasados todos estos años. Gustavo Gallón, abogado de la Comisión Colombiana Juristas, para que no prescriba el delito, interpuso una acción ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Los autores materiales, parece se mataron entre ellos mismos y no hay ningún detenido.
Ramón Isaza, uno de los señores de la guerra en el Magdalena Medio, y sobre quien pesa la acusación de ser uno de los autores intelectuales del crimen, solo sabe repetir que no se acuerda de nada para evadir sus responsabilidad.
Quienes fueron detenidos como autores materiales, pronto conocieron la libertad al ser exonerados. La Procuraduría General de la Nación interpuso algunas acciones contra los policías y militares que se hallaban en el lugar de los hechos y que estaban esperando la llegada de los tres líderes campesinos y Silvia a la cafetería donde fueron masacrados, pero también resultaron exonerados.
Pareciera que el tiempo se hubiera estancado o que “volviera en redondo” como dice García Márquez, al recordar que Sylvia se encontraba realizando para el canal 4 de Inglaterra el documental “El veto del narcotráfico en las elecciones de 1990”, pues hoy la situación es la misma con la interferencia de los agentes armados del narcotráfico y después del crimen de Sylvia, la espiral de violencia no ha cesado.
Para ese entonces el paramilitarismo comenzaba a preparase para lo que sería todo su accionar posterior, con centenares de masacres y los magnicidios que conoció el país, los de Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro.
El crimen sigue en la total impunidad pasados todos estos años. Gustavo Gallón, abogado de la Comisión Colombiana Juristas, para que no prescriba el delito, interpuso una acción ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Los autores materiales, parece se mataron entre ellos mismos y no hay ningún detenido.
Ramón Isaza, uno de los señores de la guerra en el Magdalena Medio, y sobre quien pesa la acusación de ser uno de los autores intelectuales del crimen, solo sabe repetir que no se acuerda de nada para evadir sus responsabilidad.
Quienes fueron detenidos como autores materiales, pronto conocieron la libertad al ser exonerados. La Procuraduría General de la Nación interpuso algunas acciones contra los policías y militares que se hallaban en el lugar de los hechos y que estaban esperando la llegada de los tres líderes campesinos y Silvia a la cafetería donde fueron masacrados, pero también resultaron exonerados.
Pareciera que el tiempo se hubiera estancado o que “volviera en redondo” como dice García Márquez, al recordar que Sylvia se encontraba realizando para el canal 4 de Inglaterra el documental “El veto del narcotráfico en las elecciones de 1990”, pues hoy la situación es la misma con la interferencia de los agentes armados del narcotráfico y después del crimen de Sylvia, la espiral de violencia no ha cesado.
Para ese entonces el paramilitarismo comenzaba a preparase para lo que sería todo su accionar posterior, con centenares de masacres y los magnicidios que conoció el país, los de Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro.
También comenzaba ese año el proceso de paz con el M-19 y otros sectores armados y que culminaron con las elecciones de la Constituyente en diciembre de ese año. Había como una especie de optimismo en el país paralelo al drama de la violencia.
Los familiares de Sylvia, su hermana, la también periodista María Jimena, el esposo, el conocido intelectual y economista, Salomón Kalmanovitz, la recordarán a través de la música que tanto le gustaba, en una velada con amigos, amenizada por el grupo de rock Hora local que ella ayudó tanto a conformar con su entusiasmo y sus composiciones. Sylvia se destacó por su vocación artística, no solo como periodista sino como creadora musical. Ella hizo música para varios documentales en los que trabajó como Sicarios, uno sobre las Comunas de Medellín, entre otros, recuerda.
Sylvia había militado en el M-19, de donde se marginó lealmente, pues era muy libertaria, pero siempre continuó siendo una persona de izquierda. Como profesional, hizo un periodismo con responsabilidad social, de investigación, ese era su compromiso y por eso se metía en temas de riesgo.