{image}http://www.eldia.co/images/stories/personajes/camega.jpg{/image}Las FARC de manera unilateral han decidido liberar un grupo de cinco retenidos por la organización, desde hace varios años, gracias a los trámites hechos por la Ex -Senadora Piedad Córdoba quien se mantiene en esa obstinada tarea humanitaria.
Esta liberación se acompaña con el anuncio, dado por Piedad, en el sentido de que la agrupación guerrillera pondrá en libertad a todos los retenidos, antes de terminar este primer semestre. Si esto ocurre, las FARC habrán terminado con su propuesta de intercambio humanitario, lo cual resultaría un gesto decisivo de la organización en el interés de querer avanzar en un proceso de diálogos de Paz con la administración Santos, donde, seguramente, los acuerdos que pudieran lograrse tomarían como uno de los temas la liberación de los presos políticos.
Lo que está ocurriendo y puede suceder en materia de liberaciones es una buena señal para el país; aun no se siente el aire de los vientos de paz, pero existe en el ambiente una atmosfera favorable que comienza a tomar fuerza y va adquiriendo forma con las iniciativas surgidas desde distintos sectores de la sociedad civil, la academia, la iglesia y los gremios. No es fácil, que el gobierno se desprenda tan rápido de la herencia uribista anti-fariana, pero Santos ha dado muestras de estar conservando un presupuesto de lenguaje para poder adelantar ese proceso: después del Consejo Nacional de Seguridad anuncia al país que uno será el tratamiento que se le de a las Bandas Criminales y, otro, a los grupos armados al margen de la ley, calificativo que el gobierno seguramente reserva para la guerrilla; el cual resulta menos lesivo, más conciliador y práctico en términos jurídicos para un proceso de paz que el de terroristas.
Las FARC y el gobierno deben leer de manera positiva los mensajes abiertos y cifrados que circulan desde distintos escenarios, atender las iniciativas que se vienen configurando desde diversos sectores sociales, prestar atención a la disposición de la comunidad internacional de contribuir de manera generosa en el acompañamiento y apoyo logístico para que el proceso comience a andar. A esta empresa colectiva deberían sumarse los medios de comunicación, bajando el tono de su generalmente alebrestado discurso. Los militares, saben de la necesidad que tienen de ese proceso de paz en este preciso momento, donde se aprestan a enfrentar nuevas y desconocidas amenazas y riesgos, resultantes del fracasado proceso paramilitar de Uribe en su fase de postconflicto.
Las circunstancias del país están procurando el orden requerido para que nuevamente resurja la esperanza de un proceso de paz, pensado desde las necesidades y urgencias de la nación y ya no desde los actores del conflicto. Ese proceso no se le puede dejar al Estado y la insurgencia, es necesario que de alguna manera lo acompañe, lidere y saque adelante la sociedad civil.
Por ahora, lo más urgente es no crear falsas expectativas, ni llenarse de entusiasmos equivocados, las señales apenas están presentándose, todavía quedan muchas desconfianzas que superar y dudas por resolver. El optimismo debe ser moderado.
Los dos helicópteros brasileños que serán utilizados para recoger a los cinco liberados por la guerrilla, seguramente seguirán cumpliendo una importante labor de apoyo logístico en aspectos humanitarios, que podría evolucionar de manera significativa hacia un destacado papel, por parte del gobierno de la Presidenta Dilma Roussef, en el acompañamiento de una fase de acercamientos discretos de las partes.
Por ahora, solo resta esperar que de la libertad del concejal Marcos Baquero, en Villavicencio, del concejal Armando Acuña y el infante de Marina Henry López Martínez, en Florencia, del mayor de la Policía Guillermo Solórzano y el cabo del Ejército Salín Sanmiguel en Ibagué, resulte el inicio de una fase de aproximaciones para ir avivando en mutuas confianzas las próximas liberaciones y por qué no, un proceso de solución política negociada.